Ya sólo queda uno...

Me había propuesto no escribir nada sobre Augusto Pinochet, el general chileno que puso fin a la anterior etapa democrática de su país, al más puro estilo de los salvapatrias iberoamericanos: sacando los tanques a la calle y los metiendo los muertos al agujero. Con él, ya sólo queda vivo uno de los dictadores más longevos de la historia latinoamericana: Fidel Castro. Separados por la ideología y unidos en la práctica política.
Bueno, ya que estoy, aprovecharé este post para dejar constancia de lo delicado que resultan los negocios internacionales. Allá por el verano de 1998, éste que escribe se pasó algo más de dos semanas dando saltos entre Chile y Perú. Visité la zona de Arica en Chile, así como el área de Tacna, en Perú. Hablamos con empresarios agrícolas, políticos, reponsables de los organismos de fomento (me dejaron muy buena impresión las gentes del CORFO chileno), etc. La idea era exportar el modelo de agricultura protegida almeriense a aquella parte del mundo. El equipo estaba formado por un ecólogo, un agrónomo y un economista. Diseñamos sobre el papel una operación de producción y comercialización aprovechando unos suelos que se nos ofrecieron en la Cañada de Hospicio (Perú). Y nos regresamos a España. En Almería se despertó un interés inusitado, el gobierno peruano mandó a su embajadora y, de pronto, Baltasar Garzón emitió una orden de busca y captura sobre Pinochet (que estaba en ese momento en Gran Bretaña) y toda la operación se deshizo como un azucarillo.

No sé si la cosa hubiera llegado a cerrarse, pero en aquel momento el sector agrario almeriense tenía disponibilidades económicas, Chile tenía los conocimientos y las estructuras comerciales apropiadas y Perú disponía de suelo barato y de agua subterránea disponible. Una verdadera lástima.

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