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Mostrando entradas de enero, 2011

Productividad, competitividad y paro

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Había una vez un país muy pobre, al menos más pobre que la mayoría de los que había a su alrededor. Con el tiempo, ese país se fue abriendo al exterior y a las novedades y, poco a poco, se fue haciendo tan rico como los demás. Sin embargo, en un momento dado, sus ciudadanos se volvieron un poco más locos que el resto del mundo. Creyeron que podrían lograr reducir la sempiterna lacra del paro a base de alicatar la mayor parte de su territorio. La cosa es que durante un tiempo demasiado largo, esa locura pareció posible y este país, que había sido un emisor de emigrantes durante gran parte del siglo XX, se convirtió, de la noche a la mañana, en uno de los de mayor presencia de extranjeros en su territorio. Gracias a esos extranjeros, el PIB y la recaudación de la Seguridad Social crecían y el paro llegó a estar por debajo de la del vecino más poderoso de todos. La realidad era tan buena que parecía un sueño. Pero lo malo de los sueños es que, tarde o temprano, terminan. Y muchas veces

El sueño del celta, de Vargas Llosa

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Vargas Llosa ha sido desde Pantaleón y las visitadoras uno de mis autores de cabecera. Lo reconozco, a pesar de que no comulgo con sus ideas políticas, como escritor ocupa un lugar destacado. De hecho, para mi forma parte del trío de los grandes latinoamericanos, junto con Borges y García Márquez. Vaya por delante que, por tanto, creo que es muy merecido el premio Nobel que recientemente ha obtenido. Este es un premio que se suele conceder normalmente a autores con amplio recorrido (y precisamente, por eso, en la parte final de su carrera). Sin embargo, si hubiera sido sólo por esta novela, yo no se lo hubiera dado. Para comenzar, más que una novela de ficción es una biografía novelada. Roger Casement es un personaje real, que merced a sus informes para el foreing office británico contribuyó al desmoronamiento del salvaje sistema colonial que imperaba tanto en el Congo belga, como en el Putumayo amazónico. En ambos casos, la barbarie humana llegaba a extremos genocidas y también en

Futuro imperfecto

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Artículo que me ha pedido el nuevo periódico especializado: Si Agricultura Otra vez los precios de las materias primas han comenzado a subir. El petróleo se pasea en las proximidades de los 100 dólares por barril y con él, suben la mayor parte de los productos relacionados; como los cereales (vinculados al petróleo no sólo por el proceso de transporte, sino también por el de la producción de biocarburantes). Otra vez las organizaciones internacionales nos previenen del riesgo de hambrunas derivadas no ya de sequías, sino de la escasez de alimentos en los mercados de consumo humano. El agricultor almeriense que lea esto se quedará perplejo: ¿Qué suben los precios de los alimentos? ¿Y eso dónde es? Es difícil entender esto cuando sus productos llevan 20 años perdiendo valor y viéndose obligados a aumentar su productividad para seguir en el mercado. Y es que el aumento de la demanda de nuestras hortalizas se ha visto más que compensado por el crecimiento de la oferta, presionando a la

Dime argo bonito, primo

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Pedido de Diario de Almería para publicar este domingo en el suplemento de innovación. Como siempre, me ha salido un pelín largo. Espero críticas (constructivas). ¿Se puede ser optimista en España en los tiempos que corren? Es posible que la mayoría de los lectores de este artículo piensen que no, pero yo me he hecho la firme promesa de encontrar razones para serlo. No sé ustedes, pero estoy cansado de tanto hablar de crisis y de malas noticias con respecto a la economía. Y lo curioso es que, a poco que uno mire los datos con detenimiento, lo cierto es que las hay. Las casualidades a veces dotan a la existencia de oportunidades para el asombro. Cuando redacto estas letras tras leer el encargo del periodista amigo, no hace ni 30 horas de mi intervención como conferenciante en un programa de formación. El objeto de mi presencia en dicho programa era ofrecer un resumen de las expectativas macroeconómicas que se dibujan en el horizonte de este 2011 que acabamos de comenzar a vivir. En m