Lágrimas en la lluvia, de Rosa Montero

En la inolvidable Blade Runner, el replicante tiene al cazador prácticamente en sus manos. Pero es tarde, demasiado tarde, y entonces le dice unas palabras que resumen la fragilidad de su existencia: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas en el cielo de Orión. Brillar Rayos C en la oscuridad, cerca de la Puerta de Van Hauser. Todos esos instantes se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". Y entonces se queda callado, muerto bajo la lluvia, posiblemente ocultando una última lágrima. Rosa Montero deja claro desde el principio que sus replicantes no son los de Philip K. Dick y la original "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", pero son muy parecidos y deben ese nombre a la película que es una referencia constante a lo largo del texto.
Madrid, 2109. Es el futuro; tras muchas guerras los estados de la Tierra se han unificado, se ha contactado con civilizaciones extraterrestres, hay dos mundos artificiales habitados por humanos y se ha inventado la teletransportación. Bruna Husky, una replicante de combate que ahora es detective se ve envuelta en una trama en la que se mezclan radicales replicantes, supremacistas humanos, policías, memoristas y políticos que intentarán sacar partido de una situación de tensión creciente entre humanos y tecnohumanos (replicantes).
Los replicantes de Montero, como los nexus de la película, tienen una vida limitada, unos diez años, transcurridos los cuales mueren, pero no como en la cinta, de una muerte inmediata y fría, sino como consecuencia de un tumor masivo que los abate y los destroza antes de reducirlos a materia muerta. Bruna cuenta los días que le quedan de vida hasta la fecha de los 10 años, es un mantra que repite a lo largo de toda la historia, y que le sirve para centrarse en los momentos de mayor tensión.
Husky intenta averiguar el porqué de las muertes violentas de varios replicantes, motivadas por memorias en mal estado. Poco a poco el problema va alcanzando nuevos matices y ella termina en medio del embrollo.
Lágrimas en la lluvia es una novela de ciencia ficción porque transcurre en un futuro posible, pero en realidad se trata de una novela negra que transcurre en ese futuro. La maldad, la ternura, el amor, el odio, las emociones más humanas están en las 300 páginas. El odio y la desconfianza promueven un estado de cosas que tal vez podría compararse con el de la Alemania de preguerra y la presión creciente sobre los judíos. El mundo futuro de Montero es muy presente. No sólo porque transcurra en Madrid y los nombres de las calles nos suenen, sino porque la historia que nos cuenta es una historia muy actual.
En el lado literario la novela no cojea, al contrario. La narración gana muchos enteros a causa de la prosa de la autora, que utiliza sabiamente los símbolos y las metáforas para engancharnos en la lectura. En resumen, me llamó la atención la cubierta del libro, me interesó la reseña del Círculo y, sobre todo, me ha encantado la lectura.
PD: Esta novela tiene, además, una virtud interesante, contiene una buena cantidad de momentos cinematográficos. Si algún productor de Hollywood la lee rápidamente comprará los derechos. Tiene una pinta de película estupenda.

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