El trabajo del futuro: científico o payaso

A veces me gusta jugar a ser Nostradamus, e imagino futuros lejanos. Lo más lejanos posible, para que no me alcance la vida a ver su resolución. Evidentemente, mi esperanza de acierto se suele ir desvaneciendo con el tiempo, ya que la mayoría de los presupuestos de los que parto no terminan por cumplirse, simplemente porque el desarrollo de los acontecimientos los hacen imposibles o, peor aún, irrelevantes.
Hechas estas advertencias, me propongo reflexionar sobre lo que el futuro nos depara en torno al empleo. Los supuestos de partida de los que parto son los siguientes:
  • La globalización va a continuar, posiblemente con retrocesos temporales, pero da la impresión de que nuestro destino es ir incorporando cada vez más personas al maravilloso mundo sin barreras.
  • Los estilos de vida van a continuar convergiendo, en su mayor parte hacia lo que podríamos denominar el estilo de vida occidental. Esto implica, no sólo cultura o sistemas de alimentación, sino también algunos valores e instituciones, aunque en este terreno es muy posible que la velocidad de convergencia sea mucho menor de la que los mercados aparenten.
  • La tecnología, concretamente la electrónica y de las comunicaciones, va a seguir empapando cada vez más ámbitos de  nuestra vida: el cíborg no es el futuro, en cierta medida ya es el presente muchos de nosotros lo somos.

wikipedia.org

Con estos supuestos que podrían cumplirse, al menos durante un tiempo, el creciente acceso de masas de población al mercado global va a significar tener que dedicar más recursos a la alimentación y al desarrollo de sistemas de producción de alimentos menos intensivos en recursos. Es decir, incluso en el complejo mundo de la producción de alimentos seguirá habiendo actividad (aunque posiblemente, menos empleo).
Y es que en el mundo que imagino las oportunidades de empleo van a ser mucho más escasas que ahora. Me explico. La tecnología cada día permite que más y más actividades reiterativas y de bajo nivel intelectual sean realizadas por máquinas. Por supuesto, estoy pensando en robots que sustituyan a personas en las empresas manufactureras, pero también estoy pensando en máquinas que operan por nosotros en los mercados financieros (de hecho, ya lo hacen), de máquinas que, una vez programadas, se encargan de realizar tareas tales como hacer la compra, comprar y emitir regalos en nuestro nombre, realizar informes sencillos, conducir nuestro coche, desarrollar soluciones de software sencillas, gestionar nuestra burocracia, operar a nuestros enfermos en intervenciones sencillas, etc. Estamos comenzando a vivir el Internet de las cosas, y ya muchos piensan en el “internet de todo”. A priori, los trabajos que quedarán para los humanos serán aquellos que requieran un pensamiento abstracto y creatividad para su desarrollo, las que precisen de empatía, o las que seamos incapaces de encargar a una máquina. Obviamente, este futuro tiene un problema serio: la disponibilidad de recursos materiales para ponerlo en pie, y las ingentes cantidades de energía que harían falta (de hecho, sin un desarrollo paralelo del aprovechamiento de fuentes de energía alternativas este futuro es imposible).

ourfiniteworld.com

atsrobotics.com
¿En qué medida esto será más o menos rápido? Creo que va a depender de dos variables muy claramente: del propio avance de la tecnología y de la velocidad de aumento de las clases medias en los nuevos países globalizados. En resumen, la tensión entre los costes de mano de obra y el de las máquinas. Salvo una vuelta a modelos esclavistas, la lógica manda que sean las máquinas las que terminen ganando esta batalla. 
Así que, en un primer estrato de empleos tendremos los de alto nivel: dirección de países y empresas, investigación, desarrollo de soluciones de ingeniería, programación de alto nivel, relaciones personales de elevada empatía (cuidado de ancianos y niños), medicina compleja, educación y enseñanza y un corto etcétera. Evidentemente también aparecerán fuentes de empleo en las que ahora no somos capaces de imaginar (¿quién hubiera pensado en la necesidad de tener community managers en las empresas hace tan sólo 10 años?). Pero, también seguramente, serán de alto nivel intelectual, o de elevada necesidad empática.

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En un mundo así o en un mundo que tienda a ese modelo, las dificultades de mantener un sistema basado en el consumo son evidentes: las crisis de demanda o de exceso de oferta serán reiteradas. En los trabajos no cualificados de la industria y los servicios serán en los que se concentren los mayores excedentes de trabajadores. Trabajadores a los que será muy costoso reciclar y recolocar. Dicho de otro modo, el malestar social es probable que aumente, sobre todo en las sociedades a las que primero llegue el fenómeno. Me temo que la solución pasará por el reparto del empleo existente. Un sistema de minijobs cada vez más extendido. El problema del minijob es que suele ir acompañado de una minirrenta. Y aquí el sistema se volverá a encontrar con un problema ya que en su empeño por la eficiencia y el ahorro de costes va a laminar o, en el mejor de los casos, segmentar de forma pronunciada su demanda en dos estratos de renta claramente diferenciados y cada vez menos gente en los estratos superior e intermedio. La alternativa de una sociedad presionada de esa forma es la revolución, en el sentido de cambio drástico de sistema. Y después de eso, estaríamos escribiendo otra vez la historia, en el sentido de Fukuyama.

Fuente: OMT, 2014

Pero habría otro escenario posible; este sistema ha mostrado varias veces ya su capacidad de transfiguración y podríamos terminar alcanzando un nuevo marco de convivencia (un nuevo contrato social) que permita garantizar a las personas ingresos suficientes para mantener un nivel  de vida decente: ya sea a través de una renta básica, una apuesta por la economía del bien común, o simplemente mediante un proceso progresivo de reducción de la jornada laboral.
No veo a la humanidad renunciando a la tecnología, que posiblemente es una de las expresiones más enraizadas en la naturaleza humana, hasta el punto de que en mucha ocasiones se ha utilizado como elemento definitorio de nuestra “humanidad”. Vamos a seguir intensificando el conocimiento en nuestros procesos, lo que seguramente exija más años de preparación antes de nuestra entrada al mercado laboral. De hecho, lo llevamos haciendo desde el principio de la escalada capitalista. El capital se materializa en maquinaria y equipos de producción que siempre son el resultado de la materialización del conocimiento y su avance: la revolución industrial es hija de la revolución científica. Al mismo tiempo, tendremos que alargar el período de jubilación en los países occidentales para compensar el creciente envejecimiento y la consiguiente carga sobre los sistemas de solidaridad intergeneracional (y/o cambiar a sistemas de capitalización).

krusekronicle.com

Por otro lado, un mundo de trabajo menguante es también un mundo de ocio creciente, por lo que las actividades relacionadas con el aprovechamiento del tiempo libre van a seguir creciendo en el futuro y, dado que muchas de ellas requieren de un alto nivel de empatía y de creatividad, serán de los pocos lugares en los que sobrevivan puestos de trabajo de menores necesidades de capacitación formativa (aunque de mayores requerimientos de cualidades humanas). Aunque, no creo que sea suficiente para compensar la destrucción que habrá en el resto de sectores.
Y, en medio de estos escenarios, tendremos la dialéctica de los Estados con sus ciudadanos, de las empresas con los Estados y de las organizaciones supraestatales con todos. Una dialéctica que tendrá que sustanciarse en políticas que ayuden a la sociedad a avanzar y que, en última instancia, dependerán de las tendencias generales, del resultado de las presiones de los diferentes interlocutores (ciudadanos, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, asociaciones diversas) y de los valores y creencias de los propios decisores.


Resumiendo, y para que se entienda: lo del elevado desempleo va a convertirse en una característica estructural de cada vez más países. Y eso va a generar también cada vez más conflictos sociales. Y no va a ser nada fácil arreglarlo. En cualquier caso, si ahora eres joven, no olvides recomendarles a tus nietos en el futuro que se preparen a fondo para trabajar en ramas relacionadas con la I+D o con el entretenimiento: nos espera un mundo de científicos y payasos.

Comentarios

  1. Y también cuidadores, sin olvidar, en relación con el aumento de la conflictividad social en sus diferentes manifestaciones, a los empleados (públicos-privados) en seguridad.

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  2. Me recuerda (con algunas diferencias de enfoque) al análisis que hace Álvaro González Alorda en su pequeño libro 'Los próximos 30 años'. Especialmente por plantear un futuro que da mucho vértigo, pero con aspectos emocionantes. Se verá.

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  3. Me he acordado de Galbraith y su subclase funcional, de la ilusión económica de Todd y de alguna lectura reciente, tal como qué hacer con España...

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