¿Está Almería recuperando la senda del empleo?

Hace unas semanas estuve consultando los datos de la tasa de paro EPA de Almería, y me di cuenta de que se constataba en los últimos trimestres una clara tendencia descendente que nos alejaba de la cifra andaluza y nos volvía a acercar a la española (antes hablé del cambio de modelo de nuestro mercado de trabajo aquí).
La cuestión es que me prometí a mí mismo esperar a que saliera la EPA del primer trimestre de 2016 para volver sobre esos datos y escribir una nueva entrada en esta bitácora adormecida. Hoy han salido dichos datos y, efectivamente, tal y como se observaba con anterioridad la tendencia es evidente. Por una parte, la tasa de paro almeriense está descendiendo de forma intensa en el último año y medio y, por otra parte, en los últimos seis meses ha comenzado a despegarse de la media andaluza y se ha acercado a la española, que había sido nuestra referencia hasta 2006.


Otra forma de verlo es comparando las diferencias de la tasa almeriense con las medias regional y nacional. Mientras que con Andalucía se amplía por el lado negativo del eje (es decir, la tasa almeriense es cada vez menor que la andaluza), con la española el gap se acerca a cero, encontrándonos actualmente más cerca de la media española que de la autonómica.


Antes de que comiencen a lanzar las campanas al vuelo, una advertencia. Esta reducción no se ha debido a que hayamos creado empleo más deprisa que los otros ámbitos, que sería lo deseable. Si observamos la evolución de la ocupación en las tres áreas en una escala homogénea (hemos hecho el primer trimestre de 2008 igual a 100), podemos comprobar que, en realidad, los tres territorios se encuentran prácticamente en el mismo lugar. Tal vez, la aceleración de las tendencias de Andalucía y Almería en los últimos trimestres pueda explicar el cambio en las pendientes, pero desde luego no está mostrando un comportamiento más favorable en Almería del empleo, al menos no hasta este mismo momento.

Por tanto, la explicación tiene que venir del otro lado de la ecuación, de la disminución del paro o de esta y la reducción en similar medida de la población activa, lo que nos estaría señalando bien el abandono del mercado de trabajo de muchas personas (efecto desánimo) y/o la emigración (a otras provincias o países) de una parte de la población en edad de trabajar. Pero eso lo dejaremos para otro momento, no vaya a ser que nos termine invadiendo la melancolía.

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