Cuando Internet se convierte en Walking Dead
Hace unos días tuve la desagradable experiencia de sufrir en mis propias carnes la tarascada del odio de un muerto viviente de Internet , eso que en la jerga geek se denomina troll . Ante un artículo corto, en el que hago un sucinto diagnóstico de la situación económica (desgraciadamente, la mala situación) de Almería, un (o una) sujeto se dedicaba a llamarme arribista y medrador. Y, lo que más me dolió, me acusó de plagiar y de usar el trabajo de mis alumnos en beneficio propio. Circunstancias por cierto que, de ser ciertas, serían constitutivas de delito y motivo de expulsión de la carrera académica. Todo esto lo hacía desde el anonimato, por supuesto, y sin aportar un sólo argumento a su favor. Nunca he sido partidario de poner límites a la red. Tampoco he estado, ni estoy, de acuerdo con la identificación digital absoluta, pues los argumentos críticos a veces se ven favorecidos por cierto anonimato, sobre todo en situaciones de falta de libertad política. Gracias a ella, mucha