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Mostrando entradas de 2011

Cuando Internet se convierte en Walking Dead

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Hace unos días tuve la desagradable experiencia de sufrir en mis propias carnes la tarascada del odio de un muerto viviente de Internet , eso que en la jerga geek se denomina troll . Ante un artículo corto, en el que hago un sucinto diagnóstico de la situación económica (desgraciadamente, la mala situación) de Almería, un (o una) sujeto se dedicaba a llamarme arribista y medrador. Y, lo que más me dolió, me acusó de plagiar y de usar el trabajo de mis alumnos en beneficio propio. Circunstancias por cierto que, de ser ciertas, serían constitutivas de delito y motivo de expulsión de la carrera académica. Todo esto lo hacía desde el anonimato, por supuesto, y sin aportar un sólo argumento a su favor. Nunca he sido partidario de poner límites a la red. Tampoco he estado, ni estoy, de acuerdo con la identificación digital absoluta, pues los argumentos críticos a veces se ven favorecidos por cierto anonimato, sobre todo en situaciones de falta de libertad política. Gracias a ella, mucha

Almería: Barrido cero en 2011

Este artículo ha sido elaborado a petición del Diario de Almería, en cuyo suplemento de innovación del fin de semana debe aparecer. Es un resumen apresurado del año. A diferencia de otras ocasiones, en este ejercicio mi grado de seguimiento de la economía almeriense ha sido menor, ya que las exigencias profesionales me han llevado más hacia el ámbito de la agroalimentación, por lo que es posible que mi diagnóstico no sea tan rico como en otras ocasiones. Incluye también un mea culpa: supe ver venir la crisis, pero no fui capaz de calcular la crudeza de la misma... Admitámoslo, esta crisis nos está dando una lección de humildad que no esperábamos, pero que tal vez necesitábamos. Entono en primera persona el mea culpa. Este economista no supo medir la profundidad de la crisis, ni fue capaz de prever las últimas consecuencias del pinchazo inmobiliario y su fusión con la crisis financiera internacional. Pensé, con más inocencia de la debida, que una vez tocado fondo en el ajuste del inmo

La campaña de Almería 2010/2011

Pego directamente el texto de la presentación que acabamos de realizar del informe de la campaña hortofrutícola de Almería. Al final también aparecen las diapositivas. Ya saben que pueden usarlas sin problemas, tan sólo están obligados a citar la fuente que, en este caso, es Fundación Cajamar. 0. Pantalla de inicio 1. Ante todo, quiero agradecerles su presencia con nosotros en ésta, nuestra nueva y centenaria sede. Quiero también agradecer públicamente la labor de todo el equipo del Área de Estudios Económicos de la Fundación, particularmente la de Ana Cabrera, auténtica detective de intrahistorias y comportamientos en los productos. Sin su ayuda, y sin el compromiso del resto de mis compañeros, así como del Área de Negocio Agroalimentario, esta publicación sería inasumible. Fieles a nuestro compromiso, nos encontramos un año más presentando el Análisis de la Campaña, el décimoprimero. A lo largo de la pasada década hemos asistido a numerosos cambios en la estructura de los merca

A vueltas con el homo economicus, otra vez

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Foto: www.redes.tve.es Sólo sé que no sé nada. Es lo primero que se ne ha venido a la mente al ver uno de los últimos programas de Redes. En él, Punset habla con Aldo Rustichini , un economista que también es neurocientífico y que, por tanto, posee algunas claves sobre el comportamiento humano. Como saben los pocos lectores fieles de esta bitácora (mis padres y algún que otro ex-alumno impresionable) mi primera y más firme vocación fue la de biólogo, y siempre me ha llamado la atención lo próximas que están economía y biología (como también señalaba Marshall). Al principio, yo imaginaba el mundo económico como un subproducto del mundo natural, en el que los seres humanos habíamos sustituido la energía por el dinero, sustituto imperfecto pero enormemente motivador para nosotros, los supuestamente homo sapiens . Posiblemente, también por eso, siempre me chocaron los conceptos de competencia perfecta y el comportamiento del homo economicus . Suponía que nuestras pasiones y emocione

Charlas con mi hemisferio derecho, de Hernán Casciari

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Odio a Hernán Casciari. Le odio con toda mi alma, con toda la intensidad de la que soy capaz porque ha sido capaz de hacer mucho de lo que siempre he querido hacer y nunca me he atrevido. Me odio, porque encima a él le ha salido bien. Dejó un trabajo más o menos fijo, y que ya era un trabajo fantástico, para lanzarse a la aventura de fundar una revista literaria global , y una editorial, ambas sin intermediarios al uso. Este es uno de sus primeros productos editoriales, después de la propia revista y un libro de dibujos de Altuna. Se trata de una colección de relatos cortos, enlazados a través de algunas conversaciones mantenidas por el autor con el hemisferio derecho de su cerebro. ¿He dicho ya que odio a Casciari? También por como escribe, por la naturalidad con la que juega con los sentimientos del lector y por su enorme capacidad de reírse de si mismo. En el arranque de "Adicción por las metáforas", definiéndose, define a la mitad de la humanidad, la mitad que tiene el

El vídeo de la Desert Run

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Acaban de mandarme el enlace al video oficial de la prueba. Ha sido muy emocionante verlo y rememorar aquellos momentos. Si os gusta correr, no podéis dejar de probarlo:

Si me ve en el suelo, por favor no me pise (Desert Run y 4)

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(Entrega anterior) Tercera noche en blanco. Hay algo peor que el insomnio. Es el pensamiento torrencial; ese que te sorprende en las noches que se eternizan, entreteniendo la vigilia obligada. Cuando el pensamiento torrencial te asalta, lo mejor es estar descansado y tener la cama bien asegurada al suelo, porque a veces las olas que éste provoca pueden terminar arrastrando la cama y, casi siempre, anegando la habitación. En la noche de la Kasbah Tombouctou entre los sueños ligeros y la vigila recorrí varias veces el trayecto del día siguiente. En alguna de ellas abandoné casi a borde de la meta, lo que resulta mucho más trágico. En otras lograba llegar por delante de mis compañeros y en alguna simplemente llegaba para comprobar que ya no me esperaba nadie en la meta. En cualquier caso, como siempre, el día termina venciendo a los pensamientos torrenciales y a las noches, y el sol impone su ley en las circunvoluciones de mi cerebro. Como cada mañana nos esperaba la ardua tarea de pre

La agricultura de la información

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Cuando yo estudiaba los primeros cursos de económicas y empresariales (una carrera que ya no existe al haberse segregado en varias ramas) teníamos la convicción de que las economías pasaban por diversas fases de desarrollo en su camino hacia el éxito. Aparte de los modelos de desarrollo elegidos, se consideraba que los países iban avanzando en la medida que dejaban de ser agrícolas. En principio este axioma parece razonable ya que la industria era capaz de generar valores añadidos superiores a los de la agricultura, por lo que cada empleo en el sector secundario generaba varias veces lo que uno en el primario. Con el tiempo, y en la medida en la que el desarrollo proseguía, entendíamos que el siguiente paso era el de la terciarización. El peso del sector servicios se convertía así, en un magnífico indicador del nivel de riqueza de un país. La clave era que las necesidades de la sociedad se iban haciendo más diversas y complejas, a la par que la industria externalizaba parte de los s

¡Qué playa más grande! (Desert Run 3)

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(Entrega anterior) ¡Qué romántico es dormir en medio del desierto! ¡Que emocionante estar separados de la naturaleza sólo por unas telas! ¡Qué abrumador es el silencio saharaui! Todo cierto si no fuera porque nuestras jaimas estaban junto al camino para los servicios; si no fuera porque los aullidos de los gatos sonaban como al lado de tu cara, o si no hubiera estado desde las 3 de la mañana sin pegar ojo escuchando a todo el mundo pasar y a todos los gatos maullar y gritar. Una mala noche la tiene cualquiera, pero ésta era ya mi segunda mala noche y teníamos por delante una media maratón. La salida era temprano, por lo que nos levantamos aún más temprano para acudir al desayuno. La cena había sido copiosa y apetitosa, pero ahora nuestros sistemas digestivos se debatían entre la evacuación inmediata y el retraso hasta el momento de la carrera. Cuando uno no tiene un cuarto de baño propio es cuando se da cuenta de verdad de lo precaria de la vida en el desierto. Ya sé que este n

Vamos a comernos el desierto (Desert Run 2)

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(Entrega anterior) Un lema para cada día. Esa fue la propuesta de Luis, a la que me adherí de inmediato mandando tres lemas para las camisetas. “Vamos a comernos el desierto” era el primero de ellos. Así que esa fue nuestra primera equipación de la carrera. El equipo al completo La mañana del 28, ligeramente afectados por el cambio de hora y muy motivados por la adrenalina, desayunamos no demasiado temprano. La organización, perfecta durante toda la aventura, tuvo buen cuidado de permitirnos descansar algo más tras el viaje. Tras el desayuno fuimos a recoger nuestros dorsales y volvimos a las habitaciones a ponernos el uniforme de faena. A la salida nos encontramos con Miki, que estaba empeñado en hacer un documental desde dentro de la carrera. A pesar de su equipación pistacho, llamamos su atención y con él contribuyó a crearse expectación con las camisetas de los andaluces. La gente en la salida estaba nerviosa. Detrás del hotel, saliendo por la Plaza de Cataluña –¿a qué no

Crónica de la Desert Run 1: Alea iacta est

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Casi todas las historias tienen un principio antes de su comienzo. El de ésta se remonta al mes de julio de 2011, en el que un grupo de 5 amigos nos enfrentamos a nuestra primera carrera de montaña: la media maratón del Calar Alto . Quién la haya corrido puede dar fe de su dificultad. De los 21 kilómetros apenas 2,5 son cuesta arriba. Casi nada, dirán ustedes. Pero antes de tomarme por un blandengue tal vez deban saber que los otros 18 son de continuo descenso. Del Calar, el que suscribe bajó roto. Una pájara me dejó clavado en el último tramo, a medio camino del empinado ascenso de un cortafuegos de pesadilla. Del Calar bajé convencido de que no sería capaz de terminar la Desert Run. Unas semanas antes Paco nos había enseñado un recorte de la revista Runner en la que se hablaba de la carrera y, Luis , que siempre ha sido un fuguillas hacía suya la aventura y nos liaba al resto para intentar la machada. No era yo el único con la moral tocada, el palizón había hecho mecha en

Un nuevo protagonismo del Mediterráneo

Este texto me lo han pedido desde La Voz de Almería para un especial el próximo domingo. Cuando a partir del siglo XV los marineros portugueses y españoles comenzaron a explorar las rutas del Atlántico y el Índico, no sólo llevaron sus reales estandartes al otro lado del mundo en la búsqueda de oro y especias, también lograron cambiar el eje de gravitación comercial y político del planeta, o al menos de Europa. Desde siempre, la civilización y el comercio se habían movido por las orillas del Mare Nostrum. Y, aunque el fortalecimiento de la Europa del Norte ya había desviado una parte del protagonismo al Báltico, el viejo Mediterráneo quedó de pronto fuera de juego. Los grandes flujos comerciales ya no lo atravesaban, ni las grandes batallas se dirimían en sus aguas. En España, los grandes puertos mediterráneos cedían protagonismo ante los galeones que atravesaban el Atlántico con sus cargamentos de plata con destino a Sevilla o Cádiz. Las Canarias se convertían en lugar de paso obli