Cuando la casualidad empuja
Andaba desde ayer dándole vueltas a dos posibles artículos. Uno de ellos versaría (versará, espero) sobre el los cambios que el movimiento de los Blogs, Podcasts y Videocasts están significando con respecto a la democratización de la sociedad y a la modificación de las pautas tradicionales de información. El segundo, un poco más atemporal, quería dedicarlo a poner en el papel (que eufemismo, en realidad en el monitor de mis lectores) algunas reflexiones que he venido realizando en los últimos tiempos, en los que me he dedicado con fruicción a leer historia. Una de esas reflexiones era la caducidad. Hasta ahora, con excepción hecha de nuestra propia existencia, todas las obras humanas han caducado, han muerto: las civilizaciones, muchas más de las que pensaba hace tan sólo 25 años colapsan, los imperios se desmoronan, los sistemas ecnómicos se suceden... Y, sin embargo, nosotros nos seguimos comportando con la actitud del que se piensa infalible. Pues bien, acabo de leer en El País un a