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Mostrando entradas de octubre, 2005

La evaluación docente

Hoy me he encontrado en mi casillero de la UAL con los resultados de la evaluación docente del curso pasado. En líneas generales, estoy muy contento, puesto que he logrado un 4,80 sobre 5; es decir, un sobresaliente alto, 4 décimas por debajo de la Matrícula de Honor. Además, y esto lo sé por conductos extraoficiales , esa es la nota más elevada de mi departamento y la número 28 de toda la Universidad (más de 800 profesores). Estos resultados me sugieren dos pensamientos de índole casi opuesta. De un lado, me siento orgulloso de haber logrado una puntuación tan elevada, teniendo en cuenta mi pertenencia al ninguneado estamento de los profesores asociados a tiempo parcial. Orgullo que compensa, con creces, la escasez de los emolumentos percibidos. Pero, por otro lado, me afirma en un viejo planteamiento según el cual en la universidad española actual no se están planteando de forma correcta los incentivos. Me explico. No es de recibo que alguien que se dedica sólo de manera tangencial a

Comienza una nueva semana

¡Uf! Acabo de terminar la última clase de hoy, son las 20:45 y en cuánto termine de escribir estas líneas me marcharé a casa. Los lunes son para mí el peor día de la semana. A la ya de por sí dureza del primer día tras dos días de asueto (bueno, al menos dos días sin la obligación de no trabajar en la oficina) y sin despertador, se le suma una clase a las 8 de la mañana, el trabajo posterior en la Cámara, la huída al comedor de la UAL para deglutir un menú que no es carcelario pero casi, el café purgante que te cae mal pero precisas para no dormirte, las tediosas tutorías de 3 horas (que son, en el fondo, trabajo cameral o universitario) y la clase de hora y media de las 7 de la tarde. Este curso, por otra parte, el tiempo está transcurriendo con mayor tranquilidad que otros años y, a qué negarlo, se me hace muy cuesta arriba que aún no llevemos ni un mísero mes. ¿Habían leído antes en esta web que necesitaba volver al trabajo de las vacaciones? Olvídenlo, debía estar delirando.

El uso del oxímoron en economía

Este artículo saldrá en el número de Expectativas del 23 de octubre. Hay una palabra en el diccionario que me tiene enamorado. Es el oxímoron , una palabra cuatrisílaba, esdrújula con el encanto sonoro de las esdrújulas, al que se añade la extraña cercanía lejana de la equis. Primero me atrajo su propia forma, pero luego me terminó de subyugar su significado: “combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; p.ej., un silencio atronador”. Como broma, solía decir que el mejor ejemplo de oxímoron es el de inteligencia militar , con bastante éxito en aquellos tiempos en los que fue noticia la reducción del cociente de inteligencia mínimo para ingresar como soldado en el ejército español. Sin embargo, no fui consciente de la profusión de términos económicos formados por un oxímoron hasta que me invitaron a debatir a una mesa redonda sobre agricultura ecológica . Y es que, enviciado el oído en la búsqueda de

Está claro lo que interesa

Esta mañana he mirado mis estadísticas en WebStat4us , la antigua NedStats y me he llevado una grata sorpresa. La vuelta de Macareno ha sido todo un éxito, ya que en menos de 24 horas recibió más de 40 visitas, y eso, para alguien que como mucho está acostumbrado a recibir 20 es una barbaridad. No voy a engañarme, es posible (es seguro) que las gansadas de Macareno Fernández Socías sean más llevaderas que los rollos que suelo meter aquí sobre economía. Al menos me queda la satisfacción de haber escrito un pequeño "best seller" . A ver si en esta ocasión soy capaz de terminar el curso. Y a ver si consigo que los 40 de hoy sean 400 mañana y que de esos 400, al menos 100 pasen luego por aquí.

Lo prometido es deuda

Como ya dije, Macareno ha vuelto. Los que ya lo conocían lo reconocerán de inmediato pues apenas he corregido un poco el texto, pero tengo muchas anécdotas nuevas y sabrosas. Ya vereis, ya...

A morrillazos con la nación

Así, a bote pronto, el derrotero que están tomando las cosas me preocupa, me asusta, me hace dudar de la inteligencia de las personas que consideraba inteligentes. Hace unos meses el Parlamento español se enfrentaba a un envite, posiblemente más definitivo que el propio 23-F (o al menos eso parecía en aquellos días) que fue la tramitación del estatuto vasco, aka Plan Ibarretxe. Finalmente, la sangre no llegó al río y aquel estatuto fue devuelto por una enorme mayoría. Ahora nos enfrentamos al estatuto catalán, y sobre todas las cosas parece que lo que más irrita es que se autodenominen nación. La verdad es que uno podría pensar que es el paso previo para declararse Estado. Y ese paso podría conllevar un enfrentamiento civil de consecuencias insospechadas. He dicho que estoy asustado, pero no es porque nos pongamos a hablar sobre si Cataluña es o no es nación, o por si debe tener un sistema de financiación distinto. Lo que de verdad me aterra es la forma en la que se está enfrentando es