La evaluación docente
Hoy me he encontrado en mi casillero de la UAL con los resultados de la evaluación docente del curso pasado. En líneas generales, estoy muy contento, puesto que he logrado un 4,80 sobre 5; es decir, un sobresaliente alto, 4 décimas por debajo de la Matrícula de Honor. Además, y esto lo sé por conductos extraoficiales , esa es la nota más elevada de mi departamento y la número 28 de toda la Universidad (más de 800 profesores). Estos resultados me sugieren dos pensamientos de índole casi opuesta. De un lado, me siento orgulloso de haber logrado una puntuación tan elevada, teniendo en cuenta mi pertenencia al ninguneado estamento de los profesores asociados a tiempo parcial. Orgullo que compensa, con creces, la escasez de los emolumentos percibidos. Pero, por otro lado, me afirma en un viejo planteamiento según el cual en la universidad española actual no se están planteando de forma correcta los incentivos. Me explico. No es de recibo que alguien que se dedica sólo de manera tangencial a