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Mostrando entradas de marzo, 2010

La soledad de los números primos, de Paolo Giordano

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Lo confieso, lo compré porque me gustó el título. Y me lo leí del tirón, entre el sábado y el domingo. La historia es la de un amor imposible, la de dos líneas que se acercan hasta casi tocarse y se vuelven a separar. Dos niños que arrastran sendos pasados traumáticos se van haciendo mayores escondiendo sus secretos, incluso entre ellos; aunque, como números primos correlativos, se reconocen extraños al resto y, en cierto modo, iguales entre sí. Él tiene una mente privilegiada para las matemáticas y se desenvuelve mejor con los números que con las personas. Ella, con un serio trastorno alimentario, y obsesionada con ser querida, odia ser distinta, pero es incapaz de ser normal. Ambos se conocen desde la infancia y se saben similares, pero el destino se empeña en meter cuñas entre ellos, como el número par que separa a los primos gemelos. La manera de narrarlo, con saltos en el tiempo y en el espacio, con personajes que se entrecruzan y que los ven golpearse contra las paredes que ell

Pura anarquía, de Woody Allen

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Woody Allen en estado puro: una colección de narraciones breves, entre el surrealismo y el absurdo, la mayoría de ellas muy aburridas. Pero también muy Allenianas, y ese es el problema. De la misma manera que todas las películas de Woody Allen se parecen entre sí, estos relatos se parecen unos a otros y a las comedias del director. Algunos son realmente simpáticos, pero al tercero ya le coges el truco y sabes cómo va a terminar a los pocos párrafos. De esta forma, la anarquía termina por no ser tal, ya que es fácil encontrar el orden en este supuesto desorden. Como lectura veraniega o para una convalecencia corta no está mal, te arranca la sonrisa de vez en cuando. En mi caso que estamos de obras en la casa me ha gustado especialmente "El sol no sale para todos", en el que un apocado protagonista ve su vida arruinada por una mala inversión inmobiliaria (¡Espera! Como en "Esta casa es una ruina". En fin, relativamente divertido, pero tampoco nada del otro mundo. S

El Crash de 1929, de J.K. Galbraith

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Poco a poco voy cumpliendo mi proyecto de leer todo lo del maestro Galbraith . Y le denomino maestro porque es capaz de enseñar a los demás a través de sus páginas. Este libro vio la luz en 1955, y en la versión que yo he podido leer (de 1997) viene una presentación muy simpática, en la que explica por qué el libro ha ido sufriendo reedición tras reedición desde la primera. Y es muy sencillo, la clave está es que siempre que estaban a punto de descatalogarlo, ocurría una crisis en algún mercado que volvía a ponerlo de actualidad. Como ahora. En esta ocasión, se trata de contarnos paso a paso cómo se fraguó el Crack del 29, como se desencadenó y cuales fueron algunas de sus consecuencias. El libro, por lo tanto, es un relato lineal que comienza en 1927, con el discurso del entonces presidente de EEUU sobre el estado de la Unión. Luego, nos cuenta la evolución de las cotizaciones, presentándonos a algunos de los protagonistas del momento, y también algunas de las "innovaciones fin

Roma y los bárbaros. Una historia alternativa.

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Terry Jones y Alan Ereira parten de un interesante contrafactual: ¿cómo hubiera sido Europa si Roma no hubiera existido? Para ello, el ex-Monty Piton y su colega se dedican a investigar en la historia de los bárbaros: aquellos que no eran romanos y que, casi por conmiseración, debían ser conquistados para disfrutar de los bienes de la civilización y el derecho. A lo largo de los diferentes capítulos, los autores nos descubren (porque al menos para mi, mucho de lo que cuentan son verdaderos descubrimientos) una cara nueva de aquellos terribles bárbaros. Así, conocemos que los celtas tenían un elevado desarrollo de las matemáticas, habían inventado una cosechadora y construían calzadas. Pero también los persas y los griegos tenían avanzados conocimientos. Particularmente, los helenos, tenían máquinas de vapor y los babilonios fabricaban pilas (posiblemente para engañar a los romanos con piezas bañadas en oro). Asimismo, al mirar a Roma desde el punto de vista de los bárbaros, descubrim