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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Cuando Internet se convierte en Walking Dead

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Hace unos días tuve la desagradable experiencia de sufrir en mis propias carnes la tarascada del odio de un muerto viviente de Internet , eso que en la jerga geek se denomina troll . Ante un artículo corto, en el que hago un sucinto diagnóstico de la situación económica (desgraciadamente, la mala situación) de Almería, un (o una) sujeto se dedicaba a llamarme arribista y medrador. Y, lo que más me dolió, me acusó de plagiar y de usar el trabajo de mis alumnos en beneficio propio. Circunstancias por cierto que, de ser ciertas, serían constitutivas de delito y motivo de expulsión de la carrera académica. Todo esto lo hacía desde el anonimato, por supuesto, y sin aportar un sólo argumento a su favor. Nunca he sido partidario de poner límites a la red. Tampoco he estado, ni estoy, de acuerdo con la identificación digital absoluta, pues los argumentos críticos a veces se ven favorecidos por cierto anonimato, sobre todo en situaciones de falta de libertad política. Gracias a ella, mucha

Almería: Barrido cero en 2011

Este artículo ha sido elaborado a petición del Diario de Almería, en cuyo suplemento de innovación del fin de semana debe aparecer. Es un resumen apresurado del año. A diferencia de otras ocasiones, en este ejercicio mi grado de seguimiento de la economía almeriense ha sido menor, ya que las exigencias profesionales me han llevado más hacia el ámbito de la agroalimentación, por lo que es posible que mi diagnóstico no sea tan rico como en otras ocasiones. Incluye también un mea culpa: supe ver venir la crisis, pero no fui capaz de calcular la crudeza de la misma... Admitámoslo, esta crisis nos está dando una lección de humildad que no esperábamos, pero que tal vez necesitábamos. Entono en primera persona el mea culpa. Este economista no supo medir la profundidad de la crisis, ni fue capaz de prever las últimas consecuencias del pinchazo inmobiliario y su fusión con la crisis financiera internacional. Pensé, con más inocencia de la debida, que una vez tocado fondo en el ajuste del inmo

La campaña de Almería 2010/2011

Pego directamente el texto de la presentación que acabamos de realizar del informe de la campaña hortofrutícola de Almería. Al final también aparecen las diapositivas. Ya saben que pueden usarlas sin problemas, tan sólo están obligados a citar la fuente que, en este caso, es Fundación Cajamar. 0. Pantalla de inicio 1. Ante todo, quiero agradecerles su presencia con nosotros en ésta, nuestra nueva y centenaria sede. Quiero también agradecer públicamente la labor de todo el equipo del Área de Estudios Económicos de la Fundación, particularmente la de Ana Cabrera, auténtica detective de intrahistorias y comportamientos en los productos. Sin su ayuda, y sin el compromiso del resto de mis compañeros, así como del Área de Negocio Agroalimentario, esta publicación sería inasumible. Fieles a nuestro compromiso, nos encontramos un año más presentando el Análisis de la Campaña, el décimoprimero. A lo largo de la pasada década hemos asistido a numerosos cambios en la estructura de los merca

A vueltas con el homo economicus, otra vez

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Foto: www.redes.tve.es Sólo sé que no sé nada. Es lo primero que se ne ha venido a la mente al ver uno de los últimos programas de Redes. En él, Punset habla con Aldo Rustichini , un economista que también es neurocientífico y que, por tanto, posee algunas claves sobre el comportamiento humano. Como saben los pocos lectores fieles de esta bitácora (mis padres y algún que otro ex-alumno impresionable) mi primera y más firme vocación fue la de biólogo, y siempre me ha llamado la atención lo próximas que están economía y biología (como también señalaba Marshall). Al principio, yo imaginaba el mundo económico como un subproducto del mundo natural, en el que los seres humanos habíamos sustituido la energía por el dinero, sustituto imperfecto pero enormemente motivador para nosotros, los supuestamente homo sapiens . Posiblemente, también por eso, siempre me chocaron los conceptos de competencia perfecta y el comportamiento del homo economicus . Suponía que nuestras pasiones y emocione