Tendencias que confirma el nuevo censo agrario de 2020



La semana pasada el INE por fin publicó el censo agrario. Este año viene cargado de novedades, como un apartado cartográfico en el que se pueden visualizar la información de manera georreferenciada y que permite llegar al detalle de comarca agraria.

Superficie en ecológico sobre el total de superficie agrícola útil (en %, rojo menos, verde más)


Un primer vistazo a los datos generales nos permite comprobar la continuación de algunas tendencias iniciadas años atrás, y que son el resultado de inercias de tipo demográfico, espacial y económico. Pero también político, ya que no hay que olvidar que la PAC actúa como fuerza transformadora de la agricultura europea y esta, en los últimos años, ha estado guiada por la búsqueda de la remuneración por parte del mercado y por la seguridad alimentaria en su vertiente sanitaria. Concretamente, me refiero al aumento de la dimensión media, el peso creciente del regadío y la profesionalización del sector.

Las tendencias que continúan son el aumento de la dimensión media, el peso creciente del regadío y la mayor profesionalización del sector

A largo plazo, mejor ser grande

La primera de las tendencias corroboradas es el aumento constante de la dimensión media de las explotaciones. Si en 1999 el tamaño promedio era de 14,9 ha en el último censo ya alcanzaba las 26,1 ha. Otra forma de visualizarlo es observar la evolución de la cuota de explotaciones más grandes, de más de 50 ha, que han pasado a ser el 5,7 % hasta suponer el 11,6 % del total de las explotaciones.

Fuente: Censo agrario

En ganadería ha sucedido lo mismo, incluso con mayor intensidad. En todas las cabañas, las unidades ganaderas medias se han multiplicado. En ovinos, bovinos y caprinos se han doblado desde 1999, pero en porcino y aves de corral los múltiplos son mucho mayores. En porcino se ha pasado de 26,5 UG por explotación a 234,8. Y en aves de 6,5 a 108.

Fuente: Censo Agrario



Apuesta por el regadío

La segunda tendencia es el peso creciente de las producciones de regadío. Esto a pesar de que la superficie regable apenas se ha modificado, incluso se ha reducido ligeramente. Evidentemente, el regadío reduce una de las principales incertidumbres de la agricultura y permite cultivar especies más rentables en el mercado. Por eso, a medida que se ha reducido la superficie cultivada total (de las más de 26 millones de ha en 1999 hasta las algo menos de 24 millones en el censo de 2020), y se ha mantenido la supeficie en regadío, esta ha ido ganando cuota sobre el total. En los tres últimos censos el porcentaje de SAU regable ha sido del 12; 12,5 y 12,9 por ciento respectivamente.

Fuente: Censo Agrario


Profesionalización

La tercera tendencia de largo recorrido es el aumento de la profesionalización de los responsables de las explotaciones y sus trabajadores. Esta tendencia, además, se puede corroborar desde al menos dos vías:
  • En la mejora de la formación de los jefes de explotación. En 1999 más del 95 % solo contaba con la experiencia práctica. Hoy es el 75,6 %, que sigue siendo alto. En paralelo se ha pasado de un 2,9 % de responsables con cursos de formación agraria hasta el 20,3 %. Y los universitarios desde el 0,7 % al 2 %. En 1999 los que habían recibido algún tipo de formación no llegaban al 5 %. Hoy se acercan al 25 %. 
  • En la creciente asalarización del trabajo en el campo, que obviamente también correlaciona con el tamaño de las explotaciones. En 1999 solo un tercio del trabajo de las explotaciones era aportado por personas ajenas a la familia del titular. En el nuevo censo ese porcentaje ha ascendido al 53,3 %, habiendo crecido también el porcentaje de explotaciones que utilizan este tipo de trabajo. 

Fuente: Censo Agrario




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