Antes de nada debo aclarar una cosa: soy un llorica. Tengo la lágrima fácil: lloré cuando murió Chanquete, cuando murió la madre de Bambi y hasta en Buscando a Nemo. Y te digo esto porque durante el rato que me duró esta novela (literalmente, la leí del tirón) reí, lloré, volví a reír y terminé llenando de goterones la última página, y es posible que cualquier otro lector vea sensiblería donde yo veo emoción. El argumento es sencillo: el mundo visto a través de los ojos de un niño de 5 años muy especial. Se trata de una especia de viaje iniciático en el que el personaje (el mismo Vasconcelos) descubre la ternura. Y la encuentra allí donde menos la esperaba , porque las condiciones de partida no eran precisamente las mejores: una casa en la que los hijos mayores deben encargarse de los pequeños porque la madres siempre está trabajando y el padre se pasa el día sufriendo por estar en paro . El resultado es que creo que no he leído nada escrito con tanta ternura desde que me enfrenté,
Es raro, porque en las feed de las news se ven bien los artículos ¿?
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