La importancia de la corrupción, en su justa medida

Cuando uno vive inserto en una estrecho círculo de personas y lugares (lo que es bastante común) tiende a pensar que su realidad es el reflejo cuasiperfecto de la realidad de todos los demás. Vamos, que tendemos a pensar en nosotros mismos como la personificación del ciudadano medio. Y, normalmente, el ciudadano medio en realidad no existe, no es más que una creación estadística.
Por otra parte, el medio es el ciudadano más cercano a la mayoría de nosotros.
Por eso es bueno dedicar algo de nuestro tiempo a conocer qué es lo que opina este ciudadano, qué cosas le preocupan o por qué ideas siente más aprecio.
Hay un tema, en concreto, que ocupa mucho espacio en los textos escritos en los últimos tiempos sobre la economía española, y también en la prensa. Se trata de la corrupción. Su existencia, su generalidad en casi todos los estratos sociales y niveles de la administración y la empresa es uno de los males que se diagnostican a nuestra economía y que hacen de ella, desde la perspectiva institucional, un problema de dificilísima resolución. Yo también lo creo. Pero, ¿y el ciudadano medio?
Si en general pensara como yo, o como los escritores de esos libros, los partidos que apoyan a candidatos corruptos, o directamente los políticos corruptos, no tendrían posibilidades de ganar unas elecciones. Pero todos sabemos que eso no es así. Para intentar medir las variaciones en la preocupación por la corrupción voy a tomas prestado un concepto de un antiguo compañero de Departamento y, sin embargo, amigo: el Índice de Corrupción Ambiental, que no es la corrupción real, sino la percibida, la que ha salido a la luz (el amigo es José Antonio Martínez Soler, aka @jams ). Pero, como no me contó la metodología, voy a tener que inventar una ad hoc, y a la voz de ¡ya!, que tengo poco tiempo.
¿Que tal Google y sus Trends?
Suponiendo que el indicador obtenido sea un buen proxi, en el sentido de que cuanto más se hable del tema en los medios de comunicación, más búsquedas se harán sobre dicho asunto. Conste que soy consciente de que en los últimos años se usan más las redes sociales que los buscadores, y de que no todo el mundo usa Google. También lo soy de que no todo el que se siente preocupado con algo se va a buscarlo inmediatamente en Internet, que eso solo lo hago yo y cuatro frikis que no representamos al ciudadano medio español. Así que hecha la correspondiente búsqueda, este es el resultado:

Como se puede comprobar, la preocupación no es homogénea, aunque hay un período durante el cual el problema apenas se hizo visible, entre abril de 2004 y octubre de 2005. A partir de ese momento, la serie es un sube y baja en el que se producen algunos picos durante 2006, con un máximo absoluto en febrero de 2013 (estallido del caso Bárcenas) y otro pico muy reciente en julio de 2014 (caso Pujol). Desde luego, sigue sin estar claro si el indicador refleja la preocupación de los ciudadanos, pero sí que se sincroniza con los "bombazos" informativos al respecto.
Sin embargo, como uno es de natural curioso, pensé: ¿Y lo que sale es mucho o es poco? ¿Los máximos están muy arriba o muy abajo? Así que me puse a comparar. Hay un tema que ocupa mucho la atención de los ciudadanos en este país, incluso cuando nos encontramos fuera de su temporada. Se trata, ya lo habrán adivinado, del fútbol. Suponía que en los momentos culminantes de la temporada, así como en torno a los derbys y los mundiales, las diferencias serían enormes. Pero ni por asomo me esperaba el resultado que obtuve:

Una de dos, o la corrupción nos importa, pero infinitamente menos que el fútbol (lo que explicaría mayorías de corruptos y las manifestaciones en favor de los equipos en diversas ciudades), o el indicador es una filfa. Quédense ustedes con lo que prefieran, aunque a mí me da que el indicador es, por desgracia, excelente. Y si no me creen, miren qué ha pasado con el interés a lo largo del tiempo. Cuando la economía española iba sobre ruedas, el interés decaía. Sin embargo, fue estallar la crisis y comenzar el repunte. Es decir, que los españoles usamos el balompié como sustituto del Prozac. No me digan que no es una conclusión digna de ser verdadera.
Finalmente, y ya con el ánimo de saber si hay algo que a los españoles nos preocupe más que la alineación de la selección, incluí un tercer concepto. El resultado en esta ocasión no me sorprendió y, hasta cierto punto, me reconcilió con el resto del género humano...



Comentarios

  1. Anónimo8:25 a. m.

    Cuando menos interés despierta el fútbol es justamente cuando ganamos el mundial en 2010¡¡. Curioso.

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