¿De qué murió el último mamut?


¿De hambre o cazado por alguna tribu humana?

Posiblemente, nunca lo sabremos. Pero de lo que si estamos un poco más seguros es de que la desaparición del mamut lanudo euroasiático se debió al efecto combinado de dos grandes focos de presión:
  • Por un lado, el cambio climático que redujo drásticamente el hábitat apropiado para su supervivencia (aunque menos que en la anterior edad interglacial a la que sobrevivieron).
  • Por otro lado, el avance hacia el norte de los cazadores humanos, que posiblemente sometieron a los mamuts a un exceso de presión que la especie no pudo soportar.
Al menos eso es lo que podemos leer en PLoS Biology esta semana. Por cierto, PLoS significa Public Library of Science, un interesante ejemplo de cómo la ciencia puede recurrir al libre acceso para su difusión.

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