Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
El buen soldado Svejk es una mezcla entre Don Quijote y Forrest Gump. Durante la Primera Guerra Mundial un soldado checo del Imperio Austrohúngaro pasea su estupidez congénita desde Praga hasta el frente (no llega más lejos porque el relato se interrumpe abruptamente por la muerte del autor). Svejk es un hombre simple. No tiene pelos en la lengua porque no sabe tenerla quieta en el paladar y de su boca salen sin interrupción decenas de historias de tabernas y milicia.
En la primera parte de la novela es un perfecto idiota, pero desde el momento que el regimiento comienza su camino hacia el frente, el personaje se transforma hasta convertirse por momentos en un ser que se hace pasar por tonto para demostrar lo tontos que son los demás. Ante nuestro soldado, la sociedad y, sobre todo, los oficiales del ejército se convierten en seres malignos y estúpidos. En particular su enfrentamiento con el subteniente Dub tiene momentos desternillantes. En resumen, la Gran Guerra vista desde la perspectiva de un ejército de opereta en el que nada funciona como debiera y en el que los soldados son poco menos que carne fresca que va al matadero y que por el camino se emborracha, roba y se chotea de todo el mundo.
Junto con Svejk, hay otros personajes brillantes. Me gusta particularmente el voluntario de primer año Malek, que tras ir de prisión en prisión se reconvierte en cronista del regimiento y se entretiene en escribir por adelantado todas las batallas en las que mostrarán su valor sus amigos a la vez que entregan su vida por el emperador.
La edición de Galaxia Gutemberg/Círculo de lectores es excelente, aunque la estampa de la portada se despega con relativa facilidad.
Mi nota para el libro, un 8,5 sobre 10 (muy recomendable).
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