El Atlas de las nubes, de David Mitchell


Mi historia con esta novela es curiosa. Recuerdo que me llamó la atención la sipnosis cuando la leí en la revista del Círculo de Lectores. Pero no me fijé en el número de páginas que tenía y cuando llegó y me di cuenta que tenía 600, decidí dejarla para lectura de verano. Craso error: se perdió entre el montón mutante y creciente de libros pendientes.
Unos meses después, revisando películas que alquilar, vi el título entre los estrenos y me sonó enormemente. Cuando leí el argumento (que no me sonaba) y vi el reparto, decidí que sería la elección del día. Así que vi la película (muy recomendable, por cierto) antes de leer el libro, cosa que nunca me ha gustado.
Aún así, no me arrepiento. Porque el juego que realiza el autor con la estructura de los diferentes relatos no es tan evidente en la película y, afortunadamente, los guionistas se tomaron con algunos de de ellos tantas libertades que son bastante diferentes.
Vaya por delante que me ha encantado (el libro también) y que en numerosas ocasiones me he dedicado a leerla usando como fondo la excelente banda sonora de la película.
Respecto a la estructura de la novela, en realidad ésta está compuesta por 6 relatos aparentemente independientes, pero sólo aparentemente. Cada uno de ellos contiene a otro en su seno, de manera que la forma final es como la de una serie de 6 muñecas rusas, o una sucesión de expresiones entre paréntesis. Llegado un momento, cada uno de los relatos se interrumpe, y sólo son retomados cuando han termina el que contiene. Al principio despista un poco, sobre todo porque la interrupción del primer relato es muy abrupta.
Sin embargo, creo que esas interrupciones ayudan a mantener el internés, de forma que el lector se concentra en encontrar el hilo conductor que hay entra cada uno de los diferentes relatos –porque se nos hace imposible creer que el único hilo argumental sea el caos o el puro azar. Cada uno, además, sucede en un momento diferente del tiempo, tanto del pasado como del futuro (dos de ellos, pudiendo considerarse ambos verdaderas distopías).

El primero y último (ya que abre y cierra el libro) es el diario de un notario estadounidense por los mares del sur antes de la existencia de la navegación a vapor, en el que la avaricia, la maldad, la esclavitud. El segundo avanza hasta el período de entreguerras y cambia de paisaje, Europa, para narrar la aventura creativa de un músico bisexual, desheredado y endeudado que huye, aprende y crea mientras escribe una serie de cartas a su amigo y ex-amante.
Este examante es la excusa para el tercer relato, en el que se convierte en el detonante de un thriller político empresarial protagonizado por una periodista que vive bajo la sombra de la fama de su padre en una ciudad de la costa Oeste de Estados Unidos y durante los 70. En esta caso la narración es más tradicional, en tercera persona.
El siguiente salto es hacia Gran Bretaña en el momento actual para contarnos un moderno cuento de pícaros, en el que un editor cuenta sus desdichas desde el precio momento en el que comienzan a irle bien las cosas, lo cual le sucede ya bastante mayor.
El quito acto nos lleva a Corea, en un futuro no demasiado lejano, en el que el ser humano ha encontrado la forma de “fabricar” seres humanos destinados a ejecutar los trabajos más ingratos, A mi éste es el que más me ha gustado. El tipo narrativo es el de la entrevista y a lo largo de sus páginas Sonmi 451 nos cuenta su ascensión, es decir, su proceso de toma de conciencia de su propia humanidad. La sociedad que se describe, absolutamente mercantilizada y controlada por grandes corporaciones monopolísticas da verdaderos escalofríos.
Y el último, y el único que se puede leer de corrido, transcurre en Hawai, en un futuro lejano. En esta ocasión tenemos a un contador de historias, que mezcla la realidad con sus propios demonios. Nos pinta un futuro bastante oscuro, en el que los pocos rescoldos de civilización que perduran se encuentran en retroceso acosados por las enfermedades y por los pueblos “salvajes”.


Dejo a la curiosidad de cada uno descubrir el verdadero hilo que cose estos relatos (yo al menos he encontrado dos muy evidentes y algún otro más sutil); es divertido desentrañar el atlas en el que las nubes pasan a tener sentido.

Extras:
Trailer de la película:

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