Montando el thinkglao

Hace cosa de un mes me invitaron a una actividad denominada thinkglao que se organizaba por primera vez en mi ciudad. Me dieron una dirección de Internet (www.itstimetothink.org) para hacerme una idea del formato y me dijeron: habla de lo que te de la gana. Casi de inmediato pensé en las protestas agrarias, era un tema de «rabiosa actualidad» y encima acababa de publicar un artículo al respecto. La cita era inicialmente para el 7 de marzo, pero luego se pospuso hasta el 21. Y, con el paso de los días, y el pensar una y otra vez sobre el tema me hizo variar un poco el guión original...


Eso me llevó a modificar un poco el plan inicial y pasar a utilizar el tema para hablar sobre qué nos podían contar las protestas de los agricultores y la forma en las que se estaban organizando, contando y difundiendo sobre nuestra sociedad.

Y esto es, más o menos, lo que terminé contando durante los 18 minutos de los que dispuse. Luego vino un interesante debate de tres cuartos de hora...

¿Qué nos pueden enseñar las protestas agrícolas sobre nuestra sociedad?

En primer lugar, me gustaría que pensáramos en el mundo en el que nos encontramos, lo cerca que están las mentiras y las medias verdades de nosotros y lo sencillo que es hacerlas pasar por verdades gracias a las redas sociales y ahora también gracias a la inteligencia artificial…

La mentira hoy pesa casi tanto como la verdad. Nos estamos acostumbrando a ponerla en el mismo nivel que la verdad: aceptamos que los terraplanistas y los científicos tienen el mismo derecho a transmitir sus argumentos…

A la vez este es un mundo en el que los cambios tecnológicos, económicos y sociales son cada vez más rápidos y sus consecuencias cada vez son más radicales. Ejemplos de Internet primero y ahora la inteligencia artificial generativa.


Vayamos ahora a las razones de las protestas agrarias:

Hay algunas de base coyuntural:

  • La escalada de costes que se produjo tras la salida de la pandemia. Los precios de los fletes y de algunas materias primas ascendieron de forma muy intensa en muy poco tiempo. A continuación, llegó la guerra de Ucrania y de nuevo se vieron afectadas materias primas imprescindibles para la agricultura como los fertilizantes o la energía. Las explotaciones sufrieron esta primera oleada, pero no pudieron transmitir estas subidas directamente a los consumidores, así que fueron sus márgenes los que absorbieron en primera instancia el efecto (hemos calculado un decalaje de 16 meses entre el punto álgido del aumento de precios en las materias primas y el máximo del precio de los alimentos en el IPC). 
  • Esta crisis de costes vino a coincidir con una intensa y prolongada sequía que afectó a algunas de nuestras principales producciones generando efectos en cascada. Por ejemplo, la falta de producción de cereales implicó la escasez de paja, necesaria para la alimentación animal o para la producción de champiñones. 
  • El momento no es neutral, no parece casual que estas protestas se lancen justo en los meses previos a las elecciones al Parlamento Europeo, justo en el segundo año de una PAC que es la más verde de la historia, al menos sobre el papel… 

También las hay de carácter estructural, que son probablemente las más importantes:

  • Lo primero, son los cambios acumulados en la PAC. Desde los años 80, la política agraria ha visto sucesivas reformas, entre la que el abandono del principio de la preferencia comunitaria es uno de los más relevantes. El presupuesto se ha congelado en términos nominales, lo que se nota mucho más en unos momentos en los que la inflación se ha disparado, de ahí que el peso relativo de la PAC en el presupuesto de la UE haya ido cayendo desde el 70 % de los años 80 hasta el 28,5 % de hoy. El sesgo cada vez más verde de la PAC, desde el greening a los actuales ecorregímenes, la PAC ha ido incorporando criterios ecológicos y exigencias crecientes a los agricultores y ganadero para poder seguir cobrando las ayudas. Esto al tiempo que se ha visto cómo se abría el comercio de alimentos en todo el mundo. Y se acrecentaba la sensación de que el sector servía de moneda de cambio en las negociaciones internacionales (como ha pasado con el acuerdo Mercosur, que estaba para firmarse antes de fin de año y ahora está escondido en algún cajón de la Comisión). Es cierto que el mercado de la UE es muy atractivo al tratarse de uno de los mercados de mayor poder adquisitivo del mundo. Pero la realidad es que desde 2002 el saldo comercial alimentario de los 27 ha crecido un 770 %. 
  • Otra cuestión relevante es la pérdida de peso del ámbito rural en todos los órdenes de la sociedad, desde la demografía hasta lo económico y, por supuesto político. El ámbito urbano concentra no solo renta, sino también poder político por lo que la mayor parte de la normativa se hace desde la perspectiva y los valores de los núcleos urbanos. ¿Y qué consideración tienen estos del mundo rural? Entre lo atrasado y lo bucólico… De ahí las exigencias de bienestar animal o contra la caza o de restauración de la naturaleza que se viven como ataques contra una forma de vida desde el ámbito rural. 
  • Una tercera realidad estructural es que la agricultura se ha convertido en un sector en el que las economías de escala importan cada vez más. En España, por ejemplo, entre 2009 y 2021 la renta neta de las explotaciones de mayor dimensión ha aumentado un 161 % mientras que la de las más pequeñas solo lo ha hecho un 26 %. El pequeño agricultor ecológico familiar que hace productos de temporada (¿qué son productos de temporada?) Y los vende en mercados locales a través de circuitos cortos es un ideal que en la realidad apenas existe porque no hay un mercado lo suficientemente maduro como para pagar un precio que compense los costes y el esfuerzo y tiempo de esos agricultores. Porque una cosa es la que decimos en RRSS o cuando votamos y otra normalmente muy diferente la que hacemos cuando estamos haciendo la compra de la semana para la casa. 

Pero, ¿qué piden?

El resultado es un sentimiento de creciente dificultad para llevar a cabo su producción y rentabilizar las explotaciones manteniendo la competitividad frente a terceros países. Un sentimiento de abandono y de no ser tenidos en cuenta. Los agricultores han terminado saliendo en masa a las calles a protestar, estableciendo una serie de peticiones de lo más variado:
  • Más sencillez a la hora de cumplir con los requerimientos administrativos 
  • Mayor flexibilidad en la aplicación de los ecorregímenes y algunos ecorregímenes específicos para zonas concretas 
  • Cumplimiento de la Ley de la cadena alimentaria y que los precios cubran los costes de producción 
  • Que no entren producciones de terceros países que hagan «competencia desleal» 
  • Que se rebajen las exigencias medioambientales 

Concluyendo

Estas protestas, por otra parte, están siendo utilizadas por movimientos políticos populistas que abanderan la lucha “cultural” en contra de la agenda globalista 2030 y que antepone los valores rurales a los de los funcionarios comunitarios totalmente alejados de la realidad. Que confunden valores tradicionales y nacionales con los de un campo que ya no es el de los años 50 del pasado siglo.

Blindar el mercado europeo para nuestros agricultores y desligar al sector primario de exigencias medioambientales son ideas peligrosas y hasta cierto punto de vista absurdas. El saldo comercial agrario de la UE tiene una tendencia creciente y en 2023 batió su récord. Las consecuencias del cambio climático y los asuntos medioambientales eran el principal reto de para el 45 % de los ciudadanos de la UE, seguido por el terrorismo (38 %) y los riesgos relativos a la salud (37 %). Obviar esto es muy peligroso, podría terminar por perjudicar muy seriamente a los productores. 

Creo que al sector le interesa, primero, explicar muy bien su realidad a la ciudadanía, asumir su papel como gestores de la naturaleza, tanto en términos de consumidores como en el de cuidadores. Buscar estrategias para que los valores ambientales sean incorporados al precio de sus productos y que los consumidores estén dispuestos a tomarlos. Y, obviamente, convertir los estándares de calidad de la UE en un estándar no solo para los productores internos, sino también para los externos.

Unos y otros debemos seleccionar muy bien el relato que estamos dispuestos a asumir y huir de las mentiras o medias verdades que son sencillas y atractivas. Bueno, también podemos entrar a Twitter (me gusta más que X) y ponernos a destilar bilis contra quienes no piensan exactamente lo mismo que nosotros…

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