Hace unos pocos días en Cajamar hemos presentado el Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería , una publicación que este año cumple su edición número 19 y que supone uno de los puntos de encuentro tradicionales del sector. Este año, de entre todos los datos que se ofrecieron, hubo un par que me llamaron poderosamente la atención. Paso firme entre la COVID y el brexit El primero, que en un año marcado a fuego por la pandemia de COVID-19 y por el período transitorio del brexit dichas cuestiones no se vieran reflejadas en exceso en la marcha de las variables, lo que habla no tanto de la capacidad de resiliencia del sector como de su capacidad de resistencia y adaptabilidad a los cambios bruscos. La mano de obra, por encima del 45 % El segundo estaba encerrado en la estructura de costes de una hectárea promedio. En apenas dos campañas, el coste de la mano de obra ha pasado de suponer poco más del 40 % del total hasta auparse al 45,4 %. Obviamente, este crecimiento tan brusco
En contra de los presagios apocalípticos en torno al futuro, de los que no me declaro inmune, llevo un tiempo pensando que mis hijos, en general nuestros hijos, tienen bastantes posibilidades de vivir mejor que nosotros. Sí, al final es más que probable que no se convierta en la única generación que no ha logrado mejorar los niveles de vida que sus predecesores… El pesimismo en torno a su futuro tiene argumentos potentes a favor. Nuestros jóvenes han crecido en medio de algunos de los sucesos más traumáticos que ha vivido la humanidad en los últimos siglos, si exceptuamos las guerras mundiales y, en el caso de España, la Guerra Civil. Durante su infancia y adolescencia se han encadenado la Gran Recesión, el estallido de la super burbuja inmobiliaria española, la pandemia de covid-19, las primeras consecuencias evidentes del cambio climático y, ahora, la invasión de Ucrania y sus repercusiones. Aun así, me declaro optimista. ¿En qué me baso? Ahí van algunas ideas: Menos a repartir… Ello
El domingo pasado, una columna gigantesca de personas se manifestaba en Madrid bajo la defensa del mundo rural. Pensar que hay una sola razón detrás de todas y cada una de las personas que usaron la mañana del domingo para expresar su malestar es poco menos que absurdo, pero sí que podemos intentar sondear en torno a las causas principales. Lo intentaré en los próximos párrafos. El telón de fondo de la globalización Aunque es bastante cierto que la tendencia globalizadora posee una gran inercia , no lo es menos que desde el estallido de la crisis financiera internacional ha perdido mucho impulso y, desde luego, ha ganado muchos enemigos. A los economistas nos enseñan en las facultades que el comercio internacional es un juego en el que ganan dos sociedades que intercambian bienes . Unos y otros pueden especializarse en aquello en lo que son más eficientes y pueden adquirir bienes a unos precios más asequibles. En un mundo en el que se partía de mercados muy cerrados, incluso de una vis
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