En contra de los presagios apocalípticos en torno al futuro, de los que no me declaro inmune, llevo un tiempo pensando que mis hijos, en general nuestros hijos, tienen bastantes posibilidades de vivir mejor que nosotros. Sí, al final es más que probable que no se convierta en la única generación que no ha logrado mejorar los niveles de vida que sus predecesores… El pesimismo en torno a su futuro tiene argumentos potentes a favor. Nuestros jóvenes han crecido en medio de algunos de los sucesos más traumáticos que ha vivido la humanidad en los últimos siglos, si exceptuamos las guerras mundiales y, en el caso de España, la Guerra Civil. Durante su infancia y adolescencia se han encadenado la Gran Recesión, el estallido de la super burbuja inmobiliaria española, la pandemia de covid-19, las primeras consecuencias evidentes del cambio climático y, ahora, la invasión de Ucrania y sus repercusiones. Aun así, me declaro optimista. ¿En qué me baso? Ahí van algunas ideas: Menos a repartir… Ello
Muy interesante, creo que el blogueo es una de las principales formas de comunicación de información, muy por encima de las redes sociales que sólo permiten escribir unos cuantos caracteres en texto plano
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