Desde el fondo del pozo se ve la luz

Los que tienen la santa paciencia de seguirme por Twitter (@Sayonada) ya sabrán que comencé la semana en Valladolid, en el Seminario sobre Política Económica organizado por la Facultad de Económicas de la Universidad de Valladolid y patrocinado por la Fundación Cajamar, entidad que me paga el sueldo cada mes. En dicho seminario participaron Antonio Torrero, Juan Velarde y José Luis Feito. Como pueden imaginar mis lectores actuales y ya sabe mi batallón de seguidores (no se crean, 3 ó 4, no más) las conclusiones de aquella jornada eran, cuanto menos, sombrías. El panorama dibujado por estos tres economistas era muy negativo, aunque lo que más me preocupó fue la sombría visión  que sobre nuestra situación financiera planteaba Torrero. En charla aparte él mismo llegó a describir su diagnóstico como catastrofista, si bien luego añadía que, dado que a su alrededor no veía tanto pesimismo como el suyo, debía ser que estaba equivocado. Desde luego, eso espero. Como digo, el comienzo de semana no podía ser peor. A lo escuchado en Valladolid se sumaban los recientes datos de la EPA, el crecimiento sostenido de la inflación y los nuevos problemas que asomaban en el horizonte al respecto de Grecia y Portugal, así como las sombras que sobre el proceso de construcción europea comienzan a recibirse desde los países del Norte.
En resumen, el martes volvía a Almería con un tremendo mal cuerpo y la sensación de que todo era susceptible de ir a peor: la deuda, el paro, la inflación y la política.
Afortunadamente, a lo largo de la semana comenzaron a aflorar informaciones menos malas, tales como la evolución favorable del comercio exterior y, sobre todo, el dato de PIB conocido el viernes para España, que vino acompañado de datos mucho mejores de Alemania y Francia.
El dato de nuestros vecinos, sumado al del Reino Unido, conocido unos días antes, añade bastantes enteros a la posibilidad de que la campaña turística sea buena o muy buena este año. La noticia también es favorable para las exportaciones españolas –hay que recordar que hemos cerrado nuestro tradicional déficit comercial con respecto a la UE–, ya que implica un mayor potencial de consumo por parte de sus ciudadanos y, por supuesto, una mayor probabilidad de viajar al extranjero en sus vacaciones. Si a eso le sumamos la situación de incertidumbre que se respira en algunos destinos del Mediterráneo más exóticos que el nuestro, las perspectivas engordan.
Con respecto al PIB nacional, la cifra no es espectacular, pero mejora la previsión del Banco de España en una décima. Una miseria, pensarán, pero es que muchos analistas estaban apuntando a un crecimiento de una sola décima o incluso una tasa plana. El INE nos reveló el viernes en su primera estimación que nuestra producción creció un 0,3% en el primer trimestre, y un 0,8% en tasa interanual. En el gráfico que adjunto puede verse cómo a partir del 2º trimestre de 2009 comienza el nuevo ciclo de recuperación que se ha ralentizado precisamente a partir de haber pasado la línea del crecimiento cero. No obstante, la buena noticia es que aunque lento, el proceso continúa y es de preverse que siga al menos durante el 2º y 3º trimestres.

Fuente: INE, Contabilidad Nacional Trimestral
Entre los principales factores explicativos de este comportamiento está el de la contribución del sector exterior, siendo la gran duda la contribución del mercado nacional, muy afectado por las malas expectativas, el sobreendeudamiento y el elevado desempleo. Para que España crezca a niveles cercanos a su potencial debe ponerse en marcha ese consumo nacional que no termina de despertarse, o que ha vuelto a pararse. Abril ha sido bueno en términos de empleo, pero un sólo mes no es suficiente madera para mover la locomotora. El indicador de confianza del consumidor que elabora el ICO pretende medir la visión que sobre la marcha de nuestra economía tienen los consumidores, esos que con sus decisiones de compra configuran lo que denominamos el consumo de las familias. El panorama que dibuja el indicador no da demasiado margen para el optimismo, al menos a corto plazo, ya que el indicador se sitúa aún por debajo de los niveles previos a la crisis, incluso por debajo de los obtenidos hace 12 meses. Dicho de otra forma, el crecimiento seguirá siendo débil ya que dependerá más de la demanda externa que de la nacional.

Fuente: ICO, Indicador de Confianza del Consumidor
No obstante, como seguro que diría José Carlos Díez, no es inteligente apostar contra el consumidor español, ya que a la primera de cambio, modifica sus prioridades y vuelve a sus pautas de consumo normales. Me encantaría equivocarme, pero creo que el consumidor español está demasiado asustado ahora mismo, y lo va a estar más después de las próximas elecciones, en las que las distintas administraciones, con sus gobiernos recién elegidos tendrán que asumir y aplicar importantes recortes que deprimirán la Demanda agregada.
El futuro va a pasar por la capacidad de reacción de las empresas privadas, con poca o ninguna ayuda por parte del Estado y con grandes dificultades de financiación. Es decir: competitividad y productividad serán las palabras de moda en los próximos meses, una vez que terminemos con la moda de las elecciones y la negociación colectiva. De hecho, dado que el paro ha crecido mucho más de lo que ha decrecido nuestro PIB, la productividad española se ha disparado, compensado en cierta medida nuestra inflación diferencial con el resto de los socios europeos. De momento, Google Trends nos dice que la palabra crisis ya la hemos dejado bastante atrás y la palabra paro no parece aumentar.

Fuente: Google Trends
Vamos a poner más alegría en este final. Escribía Antonio Machado:

Caminante, no hay camino, 
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

España sigue caminando en su salida del túnel, casi está fuera, la luz incluso podría llegar a herirnos los ojos. Sigamos pues caminando, creyendo en nuestros propios pasos y manteniendo una actitud esperanzadora. Tal vez no sea propio de un economista terminar un artículo así, pero esta canción de Diego Torres que os pego sirvió para que un país entero, Argentina, comenzara a mirar con esperanza su futuro. Y ellos estaban mucho peor de lo que nosotros nos encontramos ahora.


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