El cilantro y la locura, de F.J. Cortés

Francisco Cortés, el escritor magallánico: un hombre del renacimiento encerrado en una cabeza barroca; cultista, para más señas. Economía, sociología, literatura, música; ensayo o relato; prosa o poesía. Cualquier género es su género. Pero sólo hay un estilo.
Cortes nos ofrece este poemario lleno de sexos, mujeres, vientres hueros y películas de olas, que se pasean entre los versos con la misma profusión de los dos puntos. Es, tal vez, la ocasión que menos ha aparecido el cultista (aunque sigue ahí, agazapado para sorprendente a la vuelta de cualquier verso). Y así es capaz de ofrecer versos absolutamente mágicos como es el caso de Los insomnes, del que robo unos versos:

"El sueño empieza 
al dejar mi barca
en el silencio
de tu espalda:
Nada hay más abajo
de tu pies,
el finisterre de olas
amargas
rizando tus uñas"

Sin embargo, aunque en menos ocasiones que otras veces, el uso de adjetivos rebuscados emborrona el trabajo. Parece que le gustara perderse en la forma en lugar de enseñar del todo el alma a través del fondo. Y la poesía es más alma que cuerpo: más espíritu que materia. De vez en cuando se le olvida y tropezamos (tropieza) con el adjetivo traidor que rompe la magia. Y hay que volver a empezar.
Respecto al conjunto, aunque se que le han tachado de monotemático, en este caso que el hilo con que teje la madeja del libro, lo justifica. La locura está presente en todas las páginas. En este caso una locura lúbrica en la que la mujer (entera y por partes) se convierte en coprotagonista necesaria.
Quisiera leerle (tengo la suerte de tenerle próximo) algún día sin tanto artificio; dejándose ver la piel detrás de la coraza de palabras con la que se oculta. En ese momento, intuyo, aparecerá un poeta mucho más sencillo, pero infinitamente más profundo.

Quedo a la espera de su próxima colección de versos...

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