La fuerza de repulsión de una IA omnipresente

 Esta es la versión sin ajustar del artículo aparecido en La columna del otro del Diario de Almería.

La IA que estará en todas partes

Hace unos días leía un artículo de Thomas Friedman sobre el, desde su punto de vista, irremediable acercamiento entre Estados Unidos y China que la inteligencia artificial (IA) va a propiciar. Su tesis es que, dado que la IA va a terminar formando parte de una cantidad abrumadora de bienes y servicios, a las dos superpotencias que comandan esta revolución no les va a quedar más remedio que ponerse de acuerdo en unas reglas de funcionamiento comunes para que continúe el comercio de bienes entre los dos países. Prevé una especie de «coopetencia».



La IA es gaseosa

Más interesante que ese concepto de mix entre competencia y cooperación me parece la metáfora del gas para explicar el alcance potencial de la IA. Es muy gráfica. En las primeras fases de la humanidad la información se movía con los propios humanos, solo el contacto físico permitía trasmitir información; era un procedimiento lento y pedregoso, como el hielo. El invento de la imprenta supuso un cambio de estado en la materia informacional, esta se convirtió en líquido, de forma que la información podía llegar más íntegra, más lejos y más rápido a casi cualquier lugar. Y ahora, la IA convierte (está convirtiendo) a la información en vapor. Literalmente, estará en cualquier parte: en tu reloj inteligente, en una prótesis de cadera, en los centros de formación, en cualquier empresa y en casi cualquier bien y servicio con el que operemos.

Esta naturaleza ubicua es la que terminará por obligar a los dos gigantes a acordar unos mínimos técnicos y, más urgente, éticos y morales que les permita a ellos y a todos los demás usar una IA confiable y segura. En el artículo incluso bosqueja un sistema de supervisión internacional.

Me encantaría que tuviera razón, pero me temo que actualmente hay más motivos para que ocurra justo lo contrario: una división profunda entre dos o más bloques en los que los países se alinearán en función de sus intereses y necesidades.

Me explico.

Un sector estratégico

Estamos a punto de que esta tecnología se haga omnipresente y revolucione más y más campos, desde la ciencia hasta la tecnología, pasando por la medicina, la gestión, la creación artística o la producción de alimentos. Pocos aspectos de nuestra vida van a quedar exentos de una ración directa o indirecta de inteligencia artificial. De ahí que tanto Estados Unidos como China consideren a esta incipiente industria como estratégica para su futuro. Y lo es hasta el punto de que uno y otro está haciendo lo posible para ralentizar el avance del contrario. Estados Unidos limitando el acceso de las empresas chinas a semiconductores de alto rendimiento y China dificultando el acceso de las empresas extranjeras a recursos escasos pero necesarios para el desarrollo de esta industria (basada en procesadores), como son las tierras raras. Y esto es algo que no solo ha sucedido bajo las administraciones de Trump, sino que también ha pasado durante el mandato de Biden. Ambos países quieren ganar la carrera de la IA y para eso, el otro tiene que perder.

Neomercantilismo: vuelve el siglo XIX

Trump en Estados Unidos, pero otras muchas fuerzas políticas por todo Occidente, están haciendo resurgir un nacionalismo económico parecido al de los siglos XVIII y XIX. La riqueza se ha dejado de ver como una tarta que puede crecer gracias al comercio y en la que no necesariamente el aumento de la porción de uno de los comensales va en detrimento de la de los demás.

Hemos vuelto a un mundo en el que el poderoso ejerce y «abusa» de su poder para extraer el máximo beneficio a costa de los demás. Las relaciones internacionales se han dejado de ver como un espacio en el que construir consensos –aunque solo fuera para salvar la cara de cara a la galería y a la historia–, para convertirse de nuevo en un tablero del Risk sobre el que desplegar las piezas y medirte con los otros jugadores. Si no existe la idea de beneficio mutuo a través del comercio, difícilmente se podrán labrar acuerdos en torno a la IA.

Es perfectamente posible (tanto técnica, como económicamente) un futuro en el que convivan diversos ecosistemas de IA incompatibles entre sí

No se percibe riesgo de apocalipsis

Durante la Guerra Fría la URSS y los Estados Unidos fueron conscientes de que la carrera armamentística llevaba a la destrucción mutua, pero no existe esa percepción –al menos, no todavía– en torno a la IA. Los dos grandes contendientes piensan que tienen bazas suficientes como para triunfar. En el lado americano, la victoria es visualizada como la materialización de su anhelo de recuperar la grandeza perdida y el protagonismo económico mundial (con la traducción en términos de empleo y riqueza recuperados). Y en el lado asiático es la manera de mantener la ventaja comercial para seguir exportando, ya que el mercado interior chino no parece capaz de generar la tracción necesaria para mantener los ritmos de crecimiento a los que aspira el país. Así que, de momento, ninguno tiene alicientes para acordar nada en este terreno.

Desconfianza mutua

Una de las aplicaciones más inmediatas de la IA generativa es la desinformación. Su uso abarata enormemente los procesos. Y esa es una baza que todos los países están usando y, dentro de las propias democracias liberales, están sirviendo para polarizar la opinión pública o, dicho de otra forma, para sembrar la desconfianza. Y, si cada vez confiamos menos en nuestros propios compatriotas, ¿cómo vamos a hacerlo con los extranjeros? En resumen, no hay un clima, al menos en la sociedad estadounidense proclive a la confianza en el otro.

Por último, es perfectamente posible (tanto técnica, como económicamente) un futuro en el que convivan diversos ecosistemas de IA incompatibles entre sí, con las consecuencias de compartimentación comercial y social que ello conlleva. Aunque, en un futuro en el que los contendientes dejen en manos de la propia IA (recordemos que ya hay modelos autoprogramables) cada vez más espacios de decisión humana, bien podría ocurrir que la IA del bloque chino se pusiera de acuerdo con la del bloque americano para volverse compatibles y disfrutar del poder conjunto aportado por la fortaleza de la cooperación…

Comentarios

Entradas populares de este blog

Impacto de los aranceles de Trump en el sector agroalimentario español

Los dilemas chinos

Conexiones conspiranoicas entre el timo del nigeriano y el terraplanismo