El negacionismo económico, de Cahuc y Zylberberg


Aunque hace años que lo llevo sospechando (sobre todo desde que leí Freakonomics), no me queda más remedio que reconocer por fin que soy un negacionista económico, al menos en el sentido que le dan Cahuc y Zylberberg. La tesis del libro es sencilla, la economia es cada vez más una disciplina experimental en la que se aprovechan los experimentos naturales o dirigidos (las menos de las veces) para analizar toda la información posible y luego destilar conocimiento. Dicho conocimiento, además, se ve sometido al escrutinio de la comunidad científica de “pares” (evaluadores, comités editoriales y el resto de los economistas experimentales) que pueden hacer que un artículo sea retirado por defectos en la forma o en el fondo del mismo. Incluso así, un grano no hace granero. Se necesitan muchos artículos con similares conclusiones y la corroboración de los resultados por otros investigadores que analicen los mismos datos para llegar a construir lo que se llama el consenso científico.
Así, por ejemplo, las investigaciones recientes demuestran que las medidas de expansión del gasto público keynesianas funcionan en momentos de crisis, pero, desafortunadamente, no en todas las sociedades con la misma intensidad: la educación, la movilidad del mercado de trabajo o la estructura de la Administración influyen en el desempeño de estas políticas.
De la misma manera, todos los estudios experimentales que se han realizado sobre la reducción de la jornada laboral llegan a la antiintuitiva conclusión de que no reduce el paro. No tiene en realidad ninguna influencia sobre esta variable y cuando se ha dado una reducción del desempleo tras reducciones de jornada, estas han estado producidas por otras medidas de acompañamiento.
La lectura de este libro, muy delgado y sencillo (apenas 100 páginas), es bastante aclaratoria en muchos aspectos y pone de relieve la forma en la que se fabrican los consensos; también explica la manera en la que funcionan los movimientos “negacionistas” y cómo fabrican ellos también sus argumentos (el libro merecería ya la pena solo por esta parte).
Así que desde hoy seguiré con mayor atención las publicaciones académicas de esta rama de la economía e intentaré guardar mis juicios de valor para aquellos aspectos que no cuenten aún con publicaciones experimentales. No descarte el lector que termine dedicando el blog a hablar del sexo de los ángeles.
Aunque, como la memoria es débil —más que la carne— pronto habré olvidado este libro, y estaré de nuevo opinando de cualquier tema. Pero aviso, serán opiniones, no necesariamente conocimiento.


El negacionismo económico: un manifiesto contra los economistas secuestrados por su ideologíaPierre Cahuc y André Zylberberg
Ed. Planeta

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