¿Es sostenible el mundo digital?

En los comentarios de los últimos días ha aparecido recurrentemente el SOOS (Sistema Organizacional Open Source) y el paradigma digital. En cierto sentido, la filosofía que subyace por debajo del movimiento de código abierto (OS) es la correcta a la hora de ser aplicada en la resolución de los problemas de carácter medioambiental, al menos en los que son de alcance más global. No en vano el OS funciona en esencia como un bien común en el que todos los propietarios contribuyen a su difusión y/o a su perfeccionamiento (véase más sobre esto en "La victoria del código abierto").
Sin embargo, la pretensión de que el paradigma digital tal y como nos lo ha estado definiendo Ismael Olea es sinónimo de sostenibilidad o condición previa para él, no termina de encajarme. Y esto es así porque lo digital no es sostenible ni en el fondo ni en la forma.
No lo es en la forma porque la sustancia de la que está hecho el mundo digital es tremendamente material. El coste ecológico de un ordenador, la cantidad de materiales que se incorporan al proceso de fabricación de cada computadora, es enorme, por lo que este producto es uno de los ejemplos más elementales de ineficiencia ecológica, tanto en su fase de fabricación como en la de recuperación, cuando el producto se convierte en deshecho. Y eso sin contar la electricidad que le da vida o las toneladas de metal que se usan en las redes.
Pero es que en el fondo tampoco lo es, puesto que el mundo digital es básicamente una herramienta. Una herramienta que nos facilita estar más y mejor comunicados y que nos permite mejorar la eficiencia de nuestros procesos físicos. Es decir, nos permite obtener más output por cada unidad de input introducido en el sistema. Esto no está mal, pero las mejoras de eficiencia productiva las utilizamos los humanos para aumentar nuestra producción total. El problema es que los ahorros de inputs no pasan a ser parte del stock de riqueza, sino que se utilizan en la producción de más productos (más baratos –lo que aumenta su mercado potencial y su consumo–).
Por tanto, la única forma de que el paradigma digital se integre en una estrategia de sostenibilidad ambiental pasa por su supeditación a un nuevo marco de valores que superponga la obtención los objetivos de sostenibilidad y de calidad de vida a los del crecimiento del PIB.

Comentarios

  1. Permiteme una corrección, David. El SOOS no es "Sistema Operativo Open Source" sino "Sistema Operativo Organizacional eStandar".

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  2. Hombre de dios, ¡que me llamo Ismael! ;-)

    Te contesto con una entrada aparte para explicarme más a gusto.

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  3. Anónimo11:07 p. m.

    Estoy totalmente de acuerdo contigo. Internet es una maravillosa herramienta de comunicación. Y poco más. Y para las empresas sólo un gigantesco escaparate.
    Pero no es la panacea.
    Ni siquiera como punto de encuentro de mentalidades afines. Me explico: una cosa es que en un foro yo diga: "que guay tíos, me mola lo que decís y estoy con vosotros. Viva la globalización y las ong´s". Y otra cosa muy distinta es decir: "¿Qué pudeo hacer para mejorar el mundo dónde vivo?" Y esto ya lo podíamos hacer hace 20 años leyendo el Muy Interesante, Nature y si me apuras el País Semanal, sin falta de tanto ordenador.
    En fin, a lo mejor como es algo visual y exige poco esfuerzo acaba sirviendo de algo.
    Suerte a los ciberutópicos

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  4. Perdona Ismael. No sé en qué estaba pensando. Bueno, si que lo sé. He puesto las iniciales de un antiguo compañero de estudios que tenía tu mismo apellido. Debe ser que la demencia senil ya me ha comenzado ;-)

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  5. Anónimo10:52 a. m.

    línea 18: deshecho (descompuesto, roto, despedazado...) o desecho (residuo).

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  6. Es que se convierten en lo primero más que en lo segundo. Sin que sirve de precedente, era premeditado.

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