La puerta mágica [Relato]

Entraba y salía sin descanso. Le hacían gracia la puerta y su sistema de apertura automática. Saltaba, corría, iba despacio, y la puerta siempre se abría ante ella, como la mágica puerta de la cueva de Alí Baba en el cuento que le solía leer su madre. Una puerta mágia, eso le parecía, y se abría ante ella, ante su poder mágico para abrir puertas mágicas. Su madre le miraba desde la caja del establecimiento y pensaba en un futuro no muy lejano, cuando su hija ya no se sorprendiera ante puertas que se abren solas y, de pronto, sintió un bocado en el estómago. "Qué rápido pasa el tiempo", pensó.
"Míra mamá, mira" le grito la pequeña entusiasmada al tiempo que por enésima vez atravesaba la puerta mágica.

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