Se me tenía que haber ocurrido a mi, pero no, ha sido a él: Quequé. Por cierto, si no tenéis la oportunidad de verle en Noche H, podéis descargar algunas de sus intervenciones en Quequétv.
A medida que se acerca la fecha del 29 de marzo de 2019 , los miedos sobre los efectos del brexit se acrecientan. Esto es así porque las incertidumbres son muy elevadas. Los vaivenes del gobierno de Theresa May y la actitud esquizofrénica del Parlamento británico nos están acercando al desenlace menos deseado por todos a partir de que los británicos aprobaran en referendum el abandono de la Unión Europea . Si bien es cierto que los británicos han sido siempre unos socios un tanto incómodos, no lo es menos que desde bien temprano formaron parte de la idea de Europa . Las fronteras del imperio romano (el gran referente cultural europeo) se extendieron por las praderas de Inglaterra hasta el muro de Adriano y tanto los pueblos como los reyes que desde entonces les han invadido o gobernado han tenido enormes vinculaciones con el continente. De hecho, es extraño pensar en una Unión Europea que no incluya a nuestros incómodos vecinos. Al margen de esto último, en el caso concreto de Esp
Hace unos pocos días en Cajamar hemos presentado el Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería , una publicación que este año cumple su edición número 19 y que supone uno de los puntos de encuentro tradicionales del sector. Este año, de entre todos los datos que se ofrecieron, hubo un par que me llamaron poderosamente la atención. Paso firme entre la COVID y el brexit El primero, que en un año marcado a fuego por la pandemia de COVID-19 y por el período transitorio del brexit dichas cuestiones no se vieran reflejadas en exceso en la marcha de las variables, lo que habla no tanto de la capacidad de resiliencia del sector como de su capacidad de resistencia y adaptabilidad a los cambios bruscos. La mano de obra, por encima del 45 % El segundo estaba encerrado en la estructura de costes de una hectárea promedio. En apenas dos campañas, el coste de la mano de obra ha pasado de suponer poco más del 40 % del total hasta auparse al 45,4 %. Obviamente, este crecimiento tan brusco
En contra de los presagios apocalípticos en torno al futuro, de los que no me declaro inmune, llevo un tiempo pensando que mis hijos, en general nuestros hijos, tienen bastantes posibilidades de vivir mejor que nosotros. Sí, al final es más que probable que no se convierta en la única generación que no ha logrado mejorar los niveles de vida que sus predecesores… El pesimismo en torno a su futuro tiene argumentos potentes a favor. Nuestros jóvenes han crecido en medio de algunos de los sucesos más traumáticos que ha vivido la humanidad en los últimos siglos, si exceptuamos las guerras mundiales y, en el caso de España, la Guerra Civil. Durante su infancia y adolescencia se han encadenado la Gran Recesión, el estallido de la super burbuja inmobiliaria española, la pandemia de covid-19, las primeras consecuencias evidentes del cambio climático y, ahora, la invasión de Ucrania y sus repercusiones. Aun así, me declaro optimista. ¿En qué me baso? Ahí van algunas ideas: Menos a repartir… Ello
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